domingo, 26 de octubre de 2014

DE LOBOS Y MUERTOS


Creo que conocí a la reencarnación de Howling Wolf  hace años. Fue en una de aquellas noches eternas, una de esas que se convocaban en el Beethoven, de las últimas noches de farra y blues en el lugar que para muchos de nosotros era referente. En la última época, el Beethoven agonizaba ya,  justo antes de que desapareciera y se llevara consigo  el chollo de cuatro y las ilusiones de muchos, perder el Beethoven fue como perder la cartera justo antes de tener que pagar la cuenta, te preguntas; ¿ahora que´?

Ñaco nos había convocado a participar en su "Blues con los colegas II" o ¿fue el III? Bueno, sea como sea. Nosotros que a la sazón acabábamos de montar la banda, estábamos que no cabíamos de gozo y satisfacción, allí en el Olimpo de los doce compases, codeándonos con la élite blusera. Esa noche fue muy importante para nosotros. De la mano del maestro teníamos la sensación de haber llegado, en realidad no sé muy bien donde pero al menos habíamos despertado la curiosidad de algunos y las torvas miradas de otros, si es que acaso se puede medir el éxito en esos términos.

Dice la leyenda  que el fantasma de Mr. Burnett se paseaba por las jams madrileñas con la ceja levantada, distante, consciente de su condición inmortal y que encandiló desde el primer momento al personal con su criterio musical y su buen hacer. Afición que por otro lado, siempre ávida de nuevas promesas y cansada del sota, caballo y rey,  no salía de su asombro cuando escuchaba algo novedoso, a alguien que se  lo sabía y lo hacía bastante mejor que la mayoría,  Blues viejo y correoso, buena dicción y fraseo negro, tocando antiguo que era bastante mas de lo que se veía por ahí. El viejo lobo había llegado a la ciudad.

Esa noche después de nuestro bolo,  hubo jam y tuve el privilegio de comprobar sus maneras y su  enorme talento musical, tras lo cual , me vi sujetando la barra pidiendo a Jose un par de copas  y hablando con él, En realidad fue mas un monólogo que otra cosa, mi curiosidad y mi admiración pudieron mas que mi recién adquirida y supuesta condición de igual,  Esa noche tenía la desenvoltura que me proporcionaba la ocasión que se nos había ofrecido y sobre todo los cuatro gin tonics que me había apretado entre pecho y espalda.

Me prodigué en  elogios y parabienes, impresionado de manera sincera, intenté establecer conversación no tanto por combatir esa absurda sensación que uno tiene cuando no se conoce a alguien y no se sabe de que hablar sino mas bien empujado por la esperanza de que se me pegara algo, en lo musical, quiero decir. Resultó inútil. Con esa portentosa habilidad que poseen los de su tierra para no descubrir mucho las cartas y no saber nunca si vienen o si van, arqueaba la ceja y asentía de tanto en tanto, imagino que mas interesado en comprobar si su copa guardaba las proporciones requeridas de un buen gin tonic que a mi esfuerzo de entablar amistad.

En general , el resultado de la noche fue positivo supongo, eso sí, en detrimento de mi  maltrecha auto estima que a esas horas y tras el monologo con la estrella, quedaba en números rojos. Aún así , inasequible al  desaliento , haciendo  un último esfuerzo de acercamiento, me ofrecí  a dejarle con mi coche en Ventas pero lo cierto es que acabé cargando  yo mismo con lo que parecía ser  un armario ropero de tres cuerpos ,donde pensé que ocultaba un cadáver y que a la postre resultó ser su  amplificador. Una vez llegamos a destino, me espetó un "nos vemos" y se perdió en la noche como un fantasma....

Dicen que el ego es como el culo, todos tenemos uno, no sé muy bien si guarda relación el tamaño de uno y del otro o si son  directamente proporcionales, la filosofía no es lo mío como queda patente. En cualquier caso, aquella noche mientras conducía de vuelta a casa tuve la amarga sensación de haber conocido  a un gran músico y a una mediocre persona. Medité largamente, (supongo que debido al efecto que los gin tonics  obraban a esas horas en mi organismo),  hacia donde se acabaría inclinando la balanza. Todos tenemos nuestras limitaciones, lo mas profundo que alcancé a concluir esa noche fue una curiosa teoría, se puede ser un perfecto estúpido y no irse de tiempo en un shuffle,


Las leyendas, anécdotas , chascarrillos,  rumores y comentarios tan comunes, de los que disfrutamos tanto por aquí  y que durante estos años me han llegado, han sido incontables, algunos de ellos no muy agradables por cierto, sería poco cortés por mi parte desvelar esas fuentes o  detalles específicos, me limitaré a exponer mi visión del personaje únicamente bajo mi propio punto de vista y fruto de mi experiencia.

Es un caso curioso, El lobo aullador  lejos de establecerse en el circuito por derecho y méritos musicales propios se ha dejado comer la tostada él solito,  granjeándose las mas diversas enemistades ( imagino que tal y como yo estoy haciendo con este blog, salvando las distancias, claro)  en la capital del reino . Transgrediendo los buenos modales y pasándose por el arco del triunfo de manera literal las mas básicas reglas de convivencia, alejándose del cariño del aficionado y consideración de  mucha gente, ha pasado de ser héroe a villano, parece haber podido mas su lado oscuro, bien por timidez, ego, inconsciencia o simplemente por estupidez.

Instalado en un "estoy encantado de haberme conocido" permanente, ha puesto en evidencia a mas de uno en plena faena  "jamsística", mientras intentaba tocar cinco instrumentos a la vez o de manera alternativa. Comentarios desafortunados , malas formas y malas modos, enfundado en su traje de lobo estepario se ha ganado un hueco de privilegio dentro de lo que yo llamo el blues salchichero de la capital,  que no tiene que ver tanto con el modo de tocar, que en su caso es irreprochable, si no mas bien a la forma de desenvolverse en general y en este negocio en particular, ese blues salchichero que será protagonista en las próximas entradas.

Reflexionemos por un momento, imagino el morbo que despierta hablar de alguien en concreto y cortarle un traje a medida sin motivo aparente, hablar por hablar del vecino sin mas motivo que el placer de hacerlo, tengo  una mala noticia, no voy por ahí.

En éste caso, la razón que me ha empujado a escribir esto, tiene que ver con la dicotomía que suscita en mí el personaje, como digo, talento, sabiduría musical y arte en contraposición a un ego superlativo, falta de tacto y  falta de educacion a partes iguales. No pocas han sido las vueltas que le he dado al tema antes de publicarlo, cosa que no hubiera hecho sin la esperanza de que de alguna manera, el mensaje llegue a destino.
En el fondo tengo la sensación de que nos estamos perdiendo algo grande, posiblemente mucho mas grande de lo que nos tienen acostumbrados algunos de esos vende motos profesionales que rulan por ahí y eso, si que de verdad me jode, el talento desgraciadamente no abunda.


 A veces veo muertos, y cuando me aburro...

Yo disparo.




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