lunes, 24 de noviembre de 2014

UNA FOTO EN EL SOUL STATION


Para cuando acabe la décima entrada,  creo que habré dejado sembrado el suelo de cadáveres y cultivado no pocos odios y rencores. Lo sé, "You gotta reap just what you sow" que diría Tampa Red...
Para entonces, ideo un relato extenso donde me pueda mover con mayor libertad, y así  poder seguir pisando charcos, donde pueda dar cabida de manera mas general a los usos y costumbres a través de personajes y personajillos que espero  puedan ser identificados facilmente por cualquier aficionado del circuito. Creedme, hay material mas que suficiente para seguir siendo incómodo, entretanto, ahí va mi sexta entrega.

Nuestra relación ha sido efímera, accidental, siempre distante, tal vez hablamos en un par de ocasiones, podríamos decir que nunca hemos tenido mucho feeling, no comparto ni sus gustos musicales ni ese afán de protagonismo que vislumbro detrás de su trabajo.

 Supongo que él  siempre me ha considerado un don nadie, un musiquillo de esos de  blues, uno de tantos... Puede que no le falte razón, imagino que no soy negro ni guiri  y encima mi acento no es caribeño ni de Chamberí, el mío delata mi procedencia del otro lado del río, al sur, un sitio sin glamour aparente donde quien más o quien menos tiene su puntillo macarra y eso, claro está, no coincide con su idea del showbiz. No se lo reprocho, él tiene estilo y yo no, desgraciadamente nadie elige donde nace.

Por mi lado nunca me fié de la gente que no mira a los ojos y si lo hace, lo hace con una mirada huidiza como  buscando una excusa para salir zumbando de allí lo antes posible, esa gente que te da la mano blandita, con aprensión, como si se pensara que al estrecharla no fuera a recuperarla nunca más. Mirada melancólica o tal vez solamente cansada tras mil duras noches de intenso periplo por bares y garitos en pos de la imagen perfecta, de la foto, del gesto o la pose, de esa cota de popularidad que da ser testigo y en parte ser cómplice de las efemérides que se producen en la escena musical de la ciudad.

Tan solo un par de encuentros en el Soul Station hace algún tiempo, guardo con fervor una foto que me hizo en plena faena, primera y última sospecho después de esto.
Encuentros casuales mientras  le veía hacer fotos en  otros locales de referencia,  una última vez en los estudios Brazil donde se suponía nos iba a realizar un vídeo y algunas fotos y que aún a día de hoy, sigo esperando ansiosamente tras nueve meses de desasosiego e intriga sin saber si fue niño o niña, que fue de aquel tan preciado material gráfico del artista.. "devuelveme el rosario de mi madre", esto es un sin vivir.

Reconozco que carezco del más mínimo talento gráfico, el estrictamente necesario supongo del que tiene cualquiera que a duras penas sabe reconocer la belleza y el talento bien sea  en un cuadro, en una foto, en un envoltorio de patatas fritas, en una escultura, una postal o incluso en la  portada de un disco. No obstante, como digo, mi talento hacia las artes gráficas es rotunda y llanamente nulo. Sería incapaz de dibujar un monigote o hacer una foto que no fuera de foto matón sin que se pensara que tengo algún trastorno psicomotor, lo que viene a ser un analfabeto gráfico que diría mi brillante amigo y sin embargo compañero Delatower.

Lo mío es algo básico y planito, me gusta o no más allá de detalles técnicos, consideraciones estilísticas o tendencias creativas. Soy un absoluto profano en lo relativo al mundo fotográfico aunque esto no me impida en modo alguno analizar determinados comportamientos que como poco, me resultan curiosos y hasta en ocasiones irritantes, esto último tratándose de mí, es bastante normal.

Aun partiendo de la base de que cada uno puede hacer de su capa un sayo y cogérsela como mejor considere, incluso teniendo en cuenta que igual estaría mas guapo calladito  me siguen sin gustar los listillos de ocasión, los traga sables de farándula castiza, las artistazas de red social que no cobran por su trabajo y lo hacen en "likes" de facebook., esos que dejan con el culo al aire a sus supuestos compañeros de profesión y van de enterados mientras papá les cubre las espaldas cuando vienen mal dadas, en resumen, mas de los mismo.

 Lo que viene a ser un gran ego en pequeño continente,  programador, fotógrafo, artista gráfico y colega de sus colegas, cosa que me parece requete bien salvo por un pequeño detalle, cuando se juega a ser profesional no basta parecerlo. El tipo tiene talento  (no sé si con mi criterio le hago un favor diciendo esto), es súper popular y súper cool, el puto número uno de la fotografía en el circuito pero entre nosotros, no le gusta el blues.., eso queridos, se nota.

Que no le guste el blues no es pecado, ni muchísimo menos, eso es obvio,  a muchos les pasa, disimulan y siguen tocando en el circuito durante años como si nada. A él le va mas el jazz y las fusiones mas sesudas, el soul de lentejuelas con cantantes histriónicas y hasta el flamenquito modernete o la música cubana , es perfectamente lícito, yo sin ir mas lejos tengo una prima en Murcia que es fan de El Barrio y nos llevamos divinamente, eso si, jamás hablamos de música, la famiglia es la famiglia...

Dejadme decir para vuestra tranquilidad que no le guardo rencor por no haber acabado el trabajo que empezó con nosotros ni por haber aceptado el encargo de una banda que toca música que en el fondo, él desprecia. Estas cosas pasan en las mejores casas, aún con el corazón destrozado por el desamor intuyo que debimos ser poco dignos de su objetivo.
No me cabe resentimiento alguno por haber privado durante años a muchísimas bandas de blues de esta ciudad de tocar en el local donde programaba,  mientras se arrimaba a las jams de blues mas concurridas y sabrosonas para hacer constar que se curraba la noche como nadie y acaparaba él solito su cota de protagonismo, es normal, hay que dar de comer al ego.

 Hoy le rindo tributo, agradecido por aquella foto que me hizo una noche cualquiera hace tiempo en el Soul Station, solo que quien hace la foto esta vez,  soy yo;


"Aún le veo entre la gente, cansado, saluda tímido con un leve movimiento de cabeza, cargado con la mochila a la espalda y la cámara en la mano, se aproxima a escena  buscando el ángulo idóneo, la luz perfecta. Paciente aguarda el instante que le pueda proporcionar el movimiento en el escenario antes de disparar...."



Yo disparo










 

 

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