sábado, 7 de febrero de 2015

LA COSA NOSTRA ( tercera parte) despedida, cierre y conclusiones




 LCN (tercera parte)

Había prometido perpetrar una tercera y última entrada sobre La Cosa Nostra y aquí estoy, eso es justo lo que voy a hacer. Incluso había prometido a alguien escribir solamente diez entradas (me gusta el número diez tanto como cualquier otro) e irme con viento fresco a tomar por el saco  a seguir con mis cositas que no son pocas. Chapar  este invento para regocijo de algunos y alivio de otros. No sé..en el fondo creo que le he  cogido el gustillo a esto de molestar y enredar un rato, incluso más de lo que soy capaz de reconocerme a mí mismo. Ya lo he dicho alguna vez, cuando el demonio se aburre, mata moscas con el rabo.
Quisiera aprovechar  la ocasión para  agradecer a todos aquellos que se han sentido aludidos, molestos o quizás ofendidos a lo largo de estas tres entradas. Ellos son sin duda la prueba de que sin mencionar nombre alguno, he conseguido a veces y digo solamamente a veces, dar en la diana. Ellos son  la prueba viva de que se puede tomar parte en las cosas, ser activo con respecto a lo que te rodea y no callarse. 
Creedme, ponerse al pie de los caballos a veces puede resultar divertido, gratificante pero sobre todo balsámico, al menos para mí. De otro modo se corre el riesgo de ser un simple fisgón, una vecina de patio, un vulgar cotilla y de eso, hay ya bastante.

Gracias por vuestros mensajes privados y vuestros caretos cuando me habéis visto, solamente por eso, merece la pena este blog.  I love you all!!  

Dicho esto y volviendo al tema que nos ocupa. Soy consciente de que hacer un análisis mas o menos profundo de La Cosa Nostra en particular y poner la casa patas arriba en general  en este país, produce somnolencia. Criticar de manera abierta algo, tomar parte y exponerse a cara de perro nos acojona salvo que lo haga el prójimo y nosotros veamos el toro desde la barrera.

Está mal visto eso de complicarse la vida y tocar las pelotas. Sin embargo nos produce un pequeño y agradable  palpito en la entrepierna ser espectadores sin riesgo del despelleje ajeno, eso si, siempre y cuando permanezcamos detrás de la cortina, cual pervertido voyeur y  que no se nos vea y así, dar rienda suelta entre las sombras, a nuestros odios y envidias mas ocultos, incluso minutos después de habernos  pegado un fraternal  abrazo con el  ajusticiado en cuestión. 

Al lío,  a lo largo de esta serie han desfilado casi todos los actores que participan en esta comedia. Empresarios, dueños de bares y tiracañas. Ese público en buena parte aletargado y frecuentemente inculto. Nosotros los músicos que actuamos como si la copla no fuera con nosotros, enzarzados en una melé de compañerísmo falso y coleguismo de bareto. Señores,  llamemos a las cosas por su nombre, podemos comernos la oreja los unos a los otros cuanto queramos pero lo cierto es que somos competencia directa , las cositas claras,  lo cual no tiene porque ser necesariamente malo, por el contrario, se nos complica la cosa sin una mínima  capacidad organizativa, no olvidemos eso de los intereses comunes.

 En definitiva, fundamentalmente el cañón me apunta a mí y a los míos directamente a la cabeza, independientemente del idioma en el que se cante o el estilo de blues que se toque. La responsabilidad de disfrutar tanto de unas condiciones como de unos derechos laborales dignos, depende única y exclusivamente de nosotros. No se trata de hacer aquí  alegatos sindicalistas ni arengas proletarias mas o menos trasnochadas, se trata de usar el sentido común para beneficio de todos. Para los que intentan hacerse un hueco, para los que ya lo tienen y no lo saben defender, para los consolidados, para los recién llegados, para los maduritos, para los que viven de esto y para los que no pero que están batiéndose el cobre como el que mas, para los que intentan dignificar su arte y para las putillas de bareto, porque nos guste o no las cosas están mal y nosotros somos los únicos que podemos cambiarlas al fin y al cabo. Luego, el talento, el trabajo y el arte individual pondrán a cada uno en su sitio.

En este país atestado de perros del hortelano y de comadres resabiadas no quisiera acabar esta última entrada sin poner sobre el tapete algo que me llama poderosamente la atención. Con frecuencia se tacha de mafias a las únicas  iniciativas que se mueven en la ciudad y que son a día de hoy el único síntoma de que el enfermo sigue vivo. 
 Ni como ni dejo comer. Se critica agriamente tanto a la SBM (Sociedad de Blues de Madrid) como a la EBM (Escuela de Blues de Madrid). Iniciativas absolutamente independientes la una de la otra y que guste o no y siguiendo derroteros completamente diferentes hacen un magnífico trabajo de divulgación del Blues en esta ciudad, Basta darse un rulo por el resto del país y hacer una pequeña comparativa para darse cuenta. Chavales, tenéis que salir mas.
 En definitiva,  mas de lo mismo, a nosotros lo que nos pone cachondos en el critiqueo fácil y seguir cada uno a lo nuestro, se critica por desconocimiento, no se sabe pero se opina, se mezclan las churras con las merinas alegremente porque hablar es gratis, se sienta cátedra para no hacer nada productivo y si hay alguien que lo hace, es un mafioso, un hereje, un maldito masón, se infravalora cualquier iniciativa inteligente por envidia o simplemente por deporte.
Ciertamente todo es mejorable, incluso no tengo porque suscribir todas y cada una de las actividades que se realizan en estas entidades pero estando las cosas como están a día de hoy, a mí personalmente se me saltan las lágrimas cuando veo a gente que hace cosas interesantes., que se asocia y se organiza. ¿Qué sería de nosotros sin la utopía?.

Acabo esta tercera y última entrada sobre lo que he venido en llamar La Cosa Nostra.Sé que no descubro nada nuevo, quien está en el ajo sabe perfectamente que es lo que se cuece por aquí. Incluso imagino que hubiera sido mucho mas popular y entretenido poner a caer de un burro a algún  personaje de tantos que pasean su ego y su arte por el circuito. Soy consciente de que un texto que contenga mas de doscientas palabras suele hacer aflorar el bostezo pero me parecía oportuno darle una vuelta y pensar un poco sobre ello. Igual poder pensar es lo único que nos queda.
Sea como sea, al fin y al cabo "Un blues con revólver" es el resultado de la necesidad de ser activista molesto, agitador de marmotas, expositor de opiniones, pensador incómodo  para deleite y escarnio,  propio y ajeno, un experimento con gaseosa que solo puede salir rana. En realidad, de todo lo anterior, esto último es lo verdaderamente cierto.

 
Yo disparo
 












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